martes, 31 de mayo de 2011

Mesa para dos


Cómo ha sido tu día? Aquí llovió intensamente por la mañana. Cuando salí de casa parecía un día de otoño. Un fuerte viento agitaba los árboles, los adoquines de las calles brillaban por la lluvia, el cielo cubierto de gris. Ahora se ha tranquilizado. El cielo se ha teñido de azul pálido, con alguna nube solitaria de algodón.

Ven, vamos a dar un paseo y seguir el camino que va a las afueras. Nos alejamos de las calles, las casas, hasta llegar al río, sí por aquí. Andaremos un poquito más, ya estamos cerca. Podemos quedarnos aquí, si te parece bien. Ten cuidado al cruzar, las tablas crujen un poco al andar. Es un lugar tranquilo, ideal para conversar. Si no te apetece, nos sentaremos en silencio y miraremos a la lejanía. O escucharemos los sonidos de los pájaros. Te invito a un café junto al agua. Quieres un capuccino con mucha espuma o, quizás, un espresso oscuro? Lo prefieres con azúcar o sin?

Mira, está oscureciendo lentamente...el agua parece de plata, y llena de surcos como un campo recién labrado. Hueles el aroma a césped junto al embarcadero? Es un aroma a humedad, a naturaleza. Un grupo de patos se balancea en el agua, los ves? Si te alejas un poco más a la izquierda y usas tu imaginación podrás verlos. Sí, aquí mismo. Son unos ocho o diez, pero prefieren esconderse en la sombra.

Al otro lado del río se encuentra una casa. Es grande, con bonitas chimeneas, y un jardín delante donde cuelga la ropa para secar. Tiene una verja de hierro negro, parece recién pintada. Mira hacia el otro lado, sí, un poquito más lejos... ves la suave luz encendida?

Hay una mujer leyendo en el comedor. Las cortinas se encuentran abiertas, como se acostumbra aquí. Ahora se levanta y se va a la cocina. Está preparandose un café, la veo junto a la ventana de al lado.

Y a propósito, me acompañas a tomar el café? Ya va siendo hora.