sábado, 24 de diciembre de 2011

Nochebuena con Rosa


No, no fue aquella noche
una noche cualquiera en Barcelona.
El aliento dolía, las campanas
replicaron alegres al dar la medianoche,
todo estaba
lleno de flores y papeles rojos.
Las voces, el sonido
de la zambomba oscura,
el agrio golpe de la pandereta
y mil ruidos distintos desbordando
todas las calles. Lo recuerdas, Rosa?

Anduvimos perdidos
entre el humo y la luz del barrio viejo,
nos metimos alegres
en los bares de plástico y cañizo
bebiendo aquí y allí. Mi mujer
parecía una niña
asustada. Carlos e Ivonne
estaban con nosotros.

No recuerdo la hora, pero sé
que alta la noche ya,
en la calle San Pablo, cerca
de la explanada en ruinas
en donde venden churros
y hay tiro al blanco y puestos de castañas,
vimos llegar a un grupo
de gente que cantaba aquella copla
del mira cómo beben
los peces en el río,  entonces,
coreando la canción, fuimos con ellos
hasta una tabernucha. Había pocas
mesas vacías y las viejas putas
que tenían parada en aquél sitio,
bebían y bailaban.
Se escuchaba
detrás de nuestras voces
el tumulto en la calle.

Una extraña alegría
con deje de amargura
se me pegó a la lengua. Tú mirabas,
despeinada y absorta, por todos
los rincones, preguntabas,
y entre copa y canción, eran tus ojos
dos llamas diminutas
brillando con fulgor apasionado.
Cuánto tiempo duró, quién invitaba,
qué hicimos al salir? Sólo os recuerdo
a tí y a las mujeres
temblando en los abrigos, caminando
delante de nosotros
hacía las ramblas, que eran,
ya con la luz del alba,
un río humano de bullício y fiesta.

José Agustín Goytisolo, "Nochebuena con Rosa"