domingo, 3 de julio de 2011

Un paseo con mi abuelo


Recuerdo que cuando era pequeña, a menudo iba con mi abuelo a buscar agua a la fuente. Debía tener alrededor de cinco años. Llevaba una radio portátil y un cántaro, y me cogía de la mano. Era un relajado paseo, tranquilo, íntimo. Al volver siempre descansábamos en el mismo lugar, un banco de piedra que aún existe. Luego encendía la radio y escuchábamos los cuentos sobre el mundo de las hormigas, las abejas y los demás insectos.

Eran historias emocionantes, llenas de misterio y para mí, un mundo inquietante y real. Al terminar el cuento radiofónico reemprendíamos el camino y volvíamos satisfechos a casa. Nunca olvidaré las aventuras de las trabajadoras y listas hormigas, las veloces abejas, los saltámontes acróbatas, las elegantes mariposas, los ciempiés anillados, las curiosas mariquitas de dados y las arañas traicioneras.

Las diminutas plantas eran como una selva tropical, llena de peligros acechando. Representaba un mundo de fantasía que me tenía fascinanda. Imágenes que se han quedado grabadas en mi memoria para siempre y que nunca olvidaré.

(Texto de 2005 publicado en mi blog antiguo)