Sí, ya sé que el título suena mucho más prosaico que, por ejemplo, "días de vino y rosas" pero es lo que hay. Hoy me quedé en casa, pedí un día libre debido a la huelga de metro y autobuses. Estuve sospesando la idea de ir en bici al trabajo, al otro extremo de la ciudad. Cambie de opinión después de imaginarme calles abarrotadas de coches, semáforos en rojo, montones de ciclistas, y me entró un agobio enorme.
Como hay que aprovechar el día pensé empezar con energía y salir a correr junto al río. El cielo estaba encapotado y unas nubes amenazantes se movían lentamente, así que miré en internet los pronósticos sobre la lluvia: Nada.
Salí con unos diecisiete grados, empezaban a caer algunas gotas. Al volver empezó a llover, cada vez con más intensidad. Pero pensé: "ya que estoy fuera y no puedo cambiar nada, al menos disfrutarlo al máximo".
El césped se veía de un llamativo color verde, los árboles se balanceaban con las ráfagas de viento, daba la sensación de estar en otoño. Un poco más lejos pasé junto a una casita solitaria situada junto al río. El cielo adquirió un color lila oscuro, con algunas pinceladas de negro, parecía una pintura antigua. Y aspiré muy hondo ese aroma a mojado y a naturaleza.
Las gotas de lluvia resbalaban por mi piel, pero llegó un momento que ni me daba cuenta. Me gustó mojarme, es una sensación indescriptible.. .
(foto: la casita de la historia, pero un día sin lluvia)